En los últimos 20 años alrededor del mundo hemos visto un cambio de paradigma en los modelos de educación, con la finalidad de salir del esquema tradicional en el que se formaron las antiguas generaciones para poder formar a una generación más empática y centrada en el conocimiento científico. Según un análisis educacional realizado en junio de 1999, para este siglo el nuevo paradigma tendría mayor énfasis en fortalecer los valores, y el conocimiento a través de la práctica y la experimentación.
Un sistema educacional abarca tres aspectos importantes: el conocimiento, el aprendizaje y el contenido de la educación. (Aguerrondo, 1999). En la actualidad, se puede notar este cambio de paradigma en las generaciones más jóvenes, que expresan una mayor empatía hacia la problemática social y ambiental por las que atraviesa nuestro planeta.
Vemos como a lo largo de la historia los humanos hemos generado un interés económico y un interés social, pero ahora es tiempo de que haya una sensibilización global para generar un interés ambiental, pensando en el buen vivir de futuras generaciones.
Imagen: Ayuda en Acción
Educación ambiental
Según el último reporte del IPCC (Panel Intergubernamental del Cambio Climático), en este siglo se llegará a un nivel de calentamiento global entre 1,5 y 2°C, y se calcula que el 45% de la población mundial es vulnerable ante los impactos del cambio climático. En 2022 se concluirá el informe de síntesis del Sexto Informe de Evaluación sobre los impactos del calentamiento global, realizado por el IPCC. Según los avances de este informe, nos quedan menos de 10 años para poder tomar acciones y revertir los efectos del calentamiento global.
Bolivia se encuentra dentro del 45% de la población mundial que será más afectada por los efectos del calentamiento global, debido a sus condiciones geográficas e hidrológicas, por lo que es un país muy propenso a sufrir de grandes sequías e inundaciones, afectando la seguridad alimentaria de la población.
Estos datos son alarmantes sobre todo para las nuevas generaciones, porque se verán afectadas por las malas decisiones ambientales que tomamos en el presente.
Es por esto la importancia que se tiene en implementar un sistema de educación ambiental para niños y jóvenes, que sea aplicado como parte esencial para el desarrollo social y económico nuestro país. La educación ambiental desde temprana edad es una poderosa herramienta para que, cuando estos niños crezcan, tomen decisiones más conscientes e informadas, comprendan las consecuencias de nuestras acciones diarias, y puedan generar grandes impactos para su crecimiento y para su futuro.
Imagen: Fundación Alternativas
Los niños de hoy tomarán mejores decisiones para el planeta en el futuro, si tienen acceso a una buena educación en el presente. Y a partir de estos impactos dentro de su desarrollo cognitivo tendrán mejores habilidades de análisis y de sensibilización ante la urgencia ambiental.
Bibliografía
El Nuevo Paradigma de la Educación para el siglo XXI, Aguerrondo, 1999.
http://beu.extension.unicen.edu.ar
Informe del IPCC: Impactos, adaptación y vulnerabilidad, Naciones Unidas, 2022.