En la primera etapa se definen las actividades y las afectaciones, por ser la fase terminal de planificación, aún no existen impactos de consideración sobre el medio ambiente; para la segunda etapa se tiene las actividades de desmonte y despalme para preparar el terreno, son las que mayor impacto tienen en el medio ambiente, afectando cuerpos de agua, topografía, aire, suelo, microclima, fauna, paisaje y algunos de estos impactos no son mitigables; para la tercera etapa se tiene excavaciones, nivelación de terreno, obras de drenaje, construcción de puentes, entre otros, y los impactos ambientales se reflejan de igual manera en el agua, aire, suelo y fauna; en la cuarta etapa están las actividades de inspección y mantenimiento y el tránsito vehicular, donde los impactos ambientales más considerables son los accidentes con la fauna, dispersión de residuos sólidos y afectación a la calidad del aire, y cuerpos de agua.
Bajo el contexto nacional, existen algunos casos en los que la construcción de una carretera tiene más aspectos negativos que positivos, tanto por el lado socioeconómico como ambiental. Como ejemplos se tiene los proyectos carreteros que pasan a través del TIPNIS y el Madidi. Tomando en cuenta que son dos de las veintidós áreas protegidas nacionales, cuya riqueza natural sería irrecuperable si se llegasen a intervenir. Así también, la construcción de estas carreteras involucraría la expansión territorial para la agricultura y nuevos asentamientos humanos. Lo que conlleva que a mediano y largo plazo la superficie de estas áreas protegidas se vaya reduciendo.
La construcción de una carretera ayuda al crecimiento socioeconómico de una o más regiones que se encuentren involucradas directa o indirectamente. Sin embargo, el aspecto ambiental es el más afectado negativamente por estas obras, y en algunos casos, las comunidades aledañas.
Para la regulación de estas obras se tiene la licencia ambiental, la cual avala el cumplimiento de los requisitos estipulados en la normativa vigente correspondiente en cuanto a la prevención y control ambiental. De esta manera, para la construcción de una carretera se definen los impactos ambientales y sus respectivas medidas de mitigación. Básicamente, el proyecto se divide en cuatro etapas: pre-construcción, preparación del sitio, construcción y operación, y mantenimiento.
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En conclusión, la inversión para la construcción de carreteras es indispensable para el desarrollo de un país, ya que ayuda a su economía al satisfacer las condiciones para el progreso de sus actividades productivas. Entonces, es fundamental contar con todos los estudios necesarios y trabajar bajo el contexto de la región, evaluando el aspecto ambiental, económico y social, y llevar a cabo un proyecto que sea sostenible.