La contaminación de aguas dulces en el país: un problema en aumento

La contaminación en ríos y lagos de Bolivia se convierte en una de los problemas medioambientales más perjudiciales para diversos sectores de la sociedad, quienes denuncian distintos problemas producidos en torno a este tema.

En una entrevista a la Agencia de Noticias Ambientales (ANA), la ambientalista   y miembro de la Unión de Periodistas Ambientales de Bolivia (UPAB), Bettsy Ortiz Villarroel, denunció que aproximadamente un 30 % de los cuerpos de agua están contaminados con plásticos que afectan la biodiversidad del área.

Según una investigación de Página Siete llevada a cabo en la gestión del 2020, la basura plástica, los desechos hospitalarios e industriales, el mercurio y otros minerales y los residuos de droga están entre los principales factores que contaminan las aguas. A ellos se debe añadir la deforestación y la falta de manejo de cuencas hidrográficas.

Teniendo en cuenta que en Bolivia, casi no existe un sistema general de botaderos ni de rellenos sanitarios y que menos del 5% de todos los municipios cuentan con uno, los habitantes de las diferentes localidades lanzan los desechos a ríos o lugares a cielo abierto contaminando la tierra y los cursos de agua subterráneos. 

Jorge Campanini, investigador del Centro de Información y Documentación Bolivia (CEDIB) declaró que una de las principales actividades que contaminan el líquido elemento son aquellas que involucran distintos minerales, la explotación de hidrocarburos y la contaminación urbana.

Por otra parte Bolivia tiene uno de los ríos más contaminados del mundo, el Huanuni, y se ha dado el lujo de hacer que desaparezca su segundo lago más grande y décimo en Latinoamérica: el Poopó, además es el cuarto país que más deforesta en el mundo (y segundo a nivel latinoamericano).

Al ser un país que ocupa el puesto 19 en el planeta en cuanto a reservas de agua dulce, según lo establecido por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés).

Una de las consecuencias que ha dejado la contaminación en lagos bolivianos es la poca afluencia de turistas que tienen estos lugares, en comparación con años anteriores. Desde el 2016 un estudio de la Universidad Nacional Ecológica (UNE) reveló la creciente contaminación en el Rio Piraí con trazas de amonio y también diversos agentes orgánicos infecciosos. 

Por su parte el Departamento de Investigación, Ciencia y Tecnología de la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho, tras un estudio determinó al Rio Guadalquivir en la categoría D, es decir que contiene aguas de calidad mínima que pueden ser empleadas solamente en casos de necesidad pública y que requieren de un proceso de presedimentación porque pueden tener una elevada turbiedad y que requieren desinfección bacteriológica especial contra huevos y parásitos intestinales.

Según una reciente investigación del CEDIB, Bolivia constituye el segundo importador mundial de mercurio. Según declaraciones de Juan Villarreal al Diario Los Tiempos, “de 219 plantas de tratamiento de aguas residuales inventariadas en Bolivia, 113 no funcionan de manera adecuada”, lo cual conlleva a un aumento en la contaminación en lagos por basura y minerales.

Para inicios del 2020 el Ministerio de Medio Ambiente y Agua anunció la reactivación de la Estrategia Nacional de Tratamiento de Aguas Residuales (ENTRAR). Se adelantó que se contaba con el apoyo de varios organismos internacionales y se esperaba lograr, hasta el año 2030 el 65 por ciento del tratamiento de aguas residuales en todo el país, sin embargo las nuevas autoridades no han brindado novedades al respecto.

Información extraída de los diarios Los Tiempos, Página Siete, la Agencia Nacional de Noticias Ambientales y Ambiental.net.

Autor: Jhoselyn C. Fernandez

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