IGUALDAD, MATERNIDAD Y CONDICIONES LABORALES

Quisiera exponer las debilidades que todavía se perciben en el país sobre la perspectiva de género ya sea en lo laboral o en lo preventivo:

  • No existe protección a los derechos laborales y de SST de las mujeres que están en estado de gestación, lactancia.
  • Existe bastante desinformación y desconocimiento por parte de las mujeres sobre sus derechos para exigirlos y también por parte de las empresas en cumplirlos.
  • Y…¿Hablar de salud mental de las mujeres? Puede ser tan delicado como hablar de un tabú.

Primero hablemos de lo que significa ser mujer en estado de gestación y lactancia en el entorno laboral dentro de lo que corresponde a la Prevención de Riesgos (como resumen muy básico):

  • Toda mujer tiene el derecho y al mismo tiempo la obligación de participar de los protocolos de vigilancia de la salud de la empresa (pre-ocupacionales, periódicos y post-ocupacionales) para determinar su aptitud de salud conforme a los riesgos a los que va a estar expuesta y también para detectar oportunamente cualquier síntoma de alerta en caso de que los riesgos laborales puedan alterar su salud (más si está en etapa reproductiva).
  • Toda mujer que esté en estado de gestación y/o lactancia debe comunicar a su empleador para que desde el área de Medicina Ocupacional pueda aplicar el protocolo de vigilancia de la salud particular para su estado y tomar decisiones y proveerle las medidas de control de riesgos que requiera conforme a su condición (limitar o eliminar la exposición a factores de riesgo que puedan comprometer su integridad o la integridad de su bebé).
  • Si la mujer tiene un embarazo de riesgo, deberá comunicar al empleador para que se puedan adoptar medidas complementarias en caso de ser posible o en su defecto deberá solicitar su baja médica correspondiente para guardar reposo en domicilio a fin de que el embarazo no se complique.

Hasta ahí, ¿Parece complicado conciliar un embarazo/lactancia con el trabajo?

Puede parecer que sí, pero con seguridad todo depende de muchos factores, tipo de actividad profesional, estado general de salud de la mujer, si el embarazo es de riesgo o no, por mencionar algunos. ¿Eso que quiere decir? Que no se puede generalizar en lo absoluto que todos los trabajos o todas las mujeres están en una misma condición, por tanto, la intervención especialista debe ser precisa para darle el tratamiento adecuado según corresponda.

Solo para no dejar cabos sueltos, a qué se refiere lo que les acaba de comentar:

  • No es lo mismo una mujer embarazada que trabaja en oficina, que aquella que trabaja en una fábrica donde se emplean sustancias químicas o esa mujer que trabaja levantando cargas.
  • No es lo mismo una mujer embarazada entre sus 18-30 años, entre los 30 a 35 y aquellas con más de 35 años.
  • No es lo mismo tener un embarazo de riesgo (por edad, por condición de salud de la madre como por ejemplo si ella tiene diabetes o HSTA, o un embarazo múltiple) y un embarazo sin riesgo o saludable.

El tratamiento para cada condición lógicamente será diferente.

Pero ahora hablemos de perspectiva de género y estadística:

Según los datos de las Naciones Unidas y la CIA (Central Intelligence Agency) en el mundo hay actualmente un 50,5 % de hombres y un 49,5 % mujeres .

¿Eso que significa? Que, si hablamos de derechos y de oportunidades ambos colectivos deberían estar representados de manera equitativa e igualitaria en general, en este caso laboralmente.

Por otro lado, la tasa de empleo por género para el caso de américa latina y el caribe es de 46,5% de las mujeres Vs. 69,8% de los varones. Es decir, no se está dando la igualdad de oportunidades y todavía existen brechas importantes por atender. 

Fuente: Statista, 2023.

Independientemente de si eso es o no una decisión personal, a estas alturas, con normativas por cumplir, y garantizando siempre la protección y derechos humanos, pues podríamos apuntalar a que las fuerzas laborales (donde se pueda lograr) deberían ser 50-50 o en un porcentaje de al menos 60-40. Eso significa que en las empresas podríamos hablar de un porcentaje importante de mujeres que en algún momento van a pasar por etapa de gestación y lactancia (entre 18 a 40 años) y deben ser protegidas adecuadamente.

¿Y qué más? Que seguramente por las condiciones económicas, muchas mujeres se ven en la necesidad de trabajar y generar fuente de ingresos, ya sea porque necesitan complementarse con su pareja o porque son cabeza de familia y deben conseguir recursos para mantener a sus hijos.

¿Será que podemos afirmar que todo lo mencionado se está garantizando en Bolivia?

¡Les aseguro que no! ¿Y saben la razón?

  • El trabajo formal muy pocas veces garantiza las condiciones laborales, igualdad de oportunidades y la prevención de riesgos laborales hacia su población femenina a excepción del área de servicios. (¡Y ni hablar del sector informal!)
  • Las empresas en sus procesos de contratación siguen preguntando a sus candidatas si son madres, si son casadas o piensan ser madres como un requisito indispensable para un proceso de selección.
  • Muchas empresas aún consideran que tener mujeres en la planilla laboral encarece sus costos y deciden definir puestos de trabajo a los que por preferencia se contrataran varones.
  • Desear ser madre se ha vuelto un desafío para las mujeres que son profesionales porque básicamente tienen que elegir entre desarrollarse como mamás o desarrollarse en su carrera profesional, todavía no existe la compatibilidad por ambas partes.

Con todos esos antecedentes, hoy por hoy, ser mujer, ser madre o querer serlo y ser una buena profesional es algo parecido a una misión imposible.

¿Es justo?

¿Has pasado por alguna situación que te haya puesto en duda sobre el equilibrio laboral-familiar como mujer o como varón?

La realidad es muy triste, necesita una óptica muy crítica y muchos agentes de cambio para transformarla y encararla con otra visión.

Por: Carmen Canedo García
BAJO MI SOMBRERO VERDE




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