La economía verde es una alternativa, para poder frenar el cambio climático mejorando la calidad de vida de las personas, la igualdad de oportunidades en un mercado competitivo planteando una solución favorable al medio ambiente, utilizando recursos ecológicos en la producción, así mismo plantea un modelo económico que impulsa a un desarrollo sostenible óptimo para las siguientes generaciones.
Esta iniciativa ecológica fue planteada por Pearce, Markandya y Barbier en su libro Blueprint for a Green Economy en 1984, el cual hace referencia a la actividad económica a favor del medio ambiente, buscando que la producción de bienes y servicios puedan concientizar a la población en mejorar el planeta a largo plazo.
El concepto de economía verde no es introducido de manera formal hasta el año 2012 en Río+20, es en esta cumbre internacional desarrollado en Río de Janeiro (Brasil), la cual se pretende la erradicación de los márgenes de pobreza, se planteó una serie de herramientas para combatir el problema ambiental buscando un desarrollo sostenible social. La organización de naciones unidas con su programa (PNUMA), define que la economía verde puede ser considerada como reducción de emisión de carbono, con un modelo eficiente en materia de distribución de recursos y socialmente inclusiva.
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Si bien la economía verde plantea un desarrollo sostenible social optimo no reemplaza al desarrollo sostenible en materia económica, sino busca complementarse adecuándose a los ingresos y la creación de empleo como una medida de inversión pública y privada encaminando a reducir la emisión de carbono. Así mismo se busca la eficiencia energética y evitar disminución de variedad biológica.
Críticas al modelo de economía verde
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Alternativas a la economía verde
Dentro de los parámetros de la economía verde podemos encontrar aspectos positivos y críticas, si bien ambas tienes un grado de aceptación, una alternativa a la economía verde es la economía azul. Esta idea surgió en 1994, por el economista Gunter Pauli durante una visita a Japón de las cuales tuvo una ideal alterna, diseño un modelo económico en favor al medio ambiente, y la denomino economía azul, esta hace referencia en que las empresas y emprendedores tomen decisiones favorables tanto para ellos como para el medio ambiente a la hora de producir.
Ahora bien, la economía azul busca maximizar los recursos escasos utilizando al mismo tiempo residuos y aprovecharlos para generar riqueza. Este modelo tiene mucha similitud con la economía circular, el nexo entre ambas surge cuando se propone un desarrollo sostenible a mediano y largo plazo. Si bien la naturaleza tiene un orden natural el proyecto busca replicar el ecosistema natural, así la cantidad de residuos es nula y sobre todo se podría trasformar y reutilizar la basura.
Otra alternativa fue planteada por el gobierno del Estado plurinacional de Bolivia, que dio a conocer el modelo económico de la madre tierra, dentro de su modelo económico social comunitario productivo 2020-2025. El cual fue promovido por la LEY Nº 300 LEY MARCO DE LA MADRE TIERRA Y DESARROLLO INTEGRAL PARA VIVIR BIEN.
Esta idea está en contraposición con el concepto de economía verde. Este modelo plantea que la economía verde es un modelo por un desarrollo sostenible, buscando situaciones que generen beneficios económicos, sociales y medioambientales que tiene un enfoque excluyente y una visión mercantil orientada a la consecución del bienestar de los individuos, pero no beneficia de la madre tierra.
En sustitución, la visión de la economía de la Madre Tierra, busca incluir la visión de los pueblos indígenas y de las poblaciones locales a favor de la madre tierra, tiene un punto de vista cosmocéntrico y su principal objetivo da lugar a una mentalidad no relacionada con los mercados ni la productividad, sino en la complementariedad y diálogo con la Madre Tierra. En esta visión, la naturaleza es un ser vivo y sagrado es “nuestra madre”.
Es así que podemos ver por lo menos tres visiones y diferentes modelos en el mundo, que deben ser tomadas en cuenta en la relación entre la ecología y la economía y adaptar una mirada donde no sólo se privilegian los derechos fundamentales de las personas sino buscar un desarrollo favorable en ambos lados tanto para los individuos como para la tierra y no dejarnos llevar por un desarrollismo ciego. Es de mucha necesidad la visión integral que destaque un derecho todavía ignorado, el derecho de la población y el vivir bien en una sociedad justa, equitativa y solidaria sin ninguna clase de pobreza, ya sea material, social y espiritual debe ser prioridad en la próxima cumbre en favor al medio ambiente.
Autor: Israel Calle
Bajo mi sombrero verde